Marruecos superpotencia militar en nuestras narices
5/11/2020
Un diplomático español destinado en Casablanca (años 90) advirtió un día que habían desaparecido varias joyas de su mujer. Llamó al comisario con el que mantenía buena amistad. El funcionario se presentó en la casa, informándole nuestro diplomático que no se había tocado nada por aquello de no desvirtuar el escenario. El comisario pidió al diplomático que reuniera al personal marroquí de servicio en la casa que eran una cocinera, un chofer y un jardinero. Intercambió unas breves palabras con ellos en su idioma. Le pidió al diplomático que le llevara a su despacho, lo que también hizo la cocinera por indicación del agente. Nada más entrar en la estancia los tres, el comisario cerró la puerta y sin más preámbulo le soltó a la cocinera un puñetazo en la cara de tal calibre que la proyectó contra la pared. La cocinera, en el suelo, noqueada y chorreando sangre por la boca, balbuceó unas palabras. El comisario rogó al diplomático que le acompañara a la buhardilla de la casa y allí, tras un ladrillo, estaban las joyas. Entonces el comisario le dijo al diplomático que se llevaba a la cocinera a la comisaría donde la detendría dos o tres días. El diplomático, horrorizado, percatándose de lo que le esperaba a la cocinera, le rogó que no lo hiciera, que se habían recuperado las joyas, que por su parte no había problema, que la cosa quedaba en nada. Entonces, el comisario, mirando despectivamente al diplomático, al tiempo que esbozaba una sonrisita sarcástica, le dijo: «No nos comprendéis».
Marruecos tiene tomada una decisión de enorme calado no sólo militar, sino también político. Y es que cuando se es serio y se vela por los propios intereses ambas cosas van de la mano. La decisión es muy clara: fortalecerse para conseguir ser potencia militar hegemónica en la zona y en el mundo al que por razones obvias pertenece, a fin de sustentar su política pensando en el futuro, es decir, en el momento en que el actual sátrapa alauí desaparezca, de forma que se consolide su heredero y con él la monarquía, para lo cual precisará una victoria que le acredite ante su pueblo. Hassan II utilizó la absorción del Sahara, el sucesor de Mohamed VI tomará Ceuta y Melilla. Así, el mensaje será claro y diáfano para su propio pueblo, para sus «cocineras»: si esto hago y consigo con los de afuera –en particular España–, imaginaos lo que os puedo hacer a vosotros si no os sometéis.
Venimos dedicando varios artículos a seguir la trayectoria armamentística marroquí (AQUÍ, AQUÍ, AQUÍ, AQUÍ, AQUÍ, AQUÍ y AQUÍ), no sólo por lo llamativo e injustificada de la misma, sino porque Marruecos es nuestro enemigo del Sur, y además amenazador, agresivo, decidido e importante, pese a que nuestros mediocres y estúpidos políticos o no se lo crean o, pero aún, prefieran optar por creer que no lo es. Y es que el comisario marroquí tenía razón: todavía no les comprendemos.
Dron de última generación con tecnología RQ4
El pasado mes de Octubre, Marruecos dio un paso decisivo en su carrera armamentística, así como en su decisión política. Rabat firmó con los EE.UU., ahí es nada, un acuerdo marco de diez años de duración por el que incluso adquirirá el novísimo caza F-35. El importe es astronómico, máxime para un país como Marruecos: 10.000 millones de dólares anuales.
De esta forma, Marruecos se consolida como el mayor y mejor cliente de los EE.UU. en lo que a material militar se refiere de todo el Norte de África y buena parte de Oriente Medio. Además, Marruecos tendrá de parte de EE.UU. en África la exclusividad de los F-16 mejorados, los Cougars 6×6 y los misiles tierra-aire de largo alcance MIM-104 Patriot. Será también uno de los 22 países a los que EE.UU. proporcionará misiles aire-aire de alcance medio avanzado AMRAAM.
Y para más abundancia, EE.UU. potenciará la industria militar marroquí, entre otras cosas transfiriéndole la tecnología necesaria para la fabricación de vehículos aéreos no tripulados de vigilancia y ataque, o sea, los más importantes y avanzados drones militares norteamericanos.
Lo anterior, además, supone una clara apuesta norteamericana por la continuidad y estabilidad marroquí, lo que deja entrever que no apuesta ni un chavo por la nuestra, por lo que busca «amigos» que sean de fiar, lo que a la vista está que la España de esta época no lo es ni parece que lo vaya a ser, lo que refuerza aún más a Rabat de cara al futuro, en la misma proporción que nos debilita a nosotros.
Además de lo anterior, hay que tener en cuenta el inteligente y eficaz uso y abuso que hace Marruecos de los «migrantes» subsaharianos y propios, con los cuales nos inunda, desnaturaliza, crea graves problemas sociales y… construye una «quinta columna» para cuando sea preciso; el restablecimiento del servicio militar obligatorio; el cordón económico que impulsa en torno a Ceuta y Melilla para asfixiarlas y… nuestra lamentable situación interna en todos los órdenes.
Que en España todo lo dicho se sabe, pues como ven no es un secreto, está claro, pero que por estos páramos andamos como andamos tampoco lo es, y no sólo nuestros políticos, sino también nuestros «aguerridos» militares cuyos mandos superiores siguen en lo que llevan desde hace décadas: «hacer la carrera», dar lustre a las poltronas y mucho postureo mientras afirman que «defienden» a España… en lugares cuanto más remotos mejor, al tiempo que se llenan los bolsillos de dietas.
Los conflictos, más aún las guerras, se ganan o pierden antes de empezarse, porque según se esté preparados así irán. ¿Quién gana un enfrentamiento, una batalla o una guerra?… quien menos errores y menos graves cometa y mejor aproveche los de su oponente comenzando por los previos al desencadenamiento de las hostilidades. El que tenga oídos que oiga.