Feminismo y Homosexismo
Tendencias totalitarias
3/3/2020
Usted ha escrito un ensayo sobre el feminismo titulándolo “la sociedad homosexual”. Sin embargo usted no trata allí la homosexualidad, lo que ha producido cierta confusión.
–El ensayo es de 1988, creo que es la primera crítica a fondo sobre el feminismo en España. Hoy lo haría más duro. ¿Por qué lo titulé así? Porque, en definitiva, el feminismo pretende igualar los sexos, como si su existencia fuera un capricho o una injusticia de la naturaleza o una convención “cultural” que podría cambiarse fácilmente si esas personas lo encuentran desagradable. El ensayo se centraba en el llamado “informe Hite”, tremendamente promocionado por los medios en todo el mundo. En él, la señora Hite exponía tres ideas clave: que la relación de las mujeres con los hombres era muy insatisfactoria para ellas, que el siglo XXI sería el de la dominación feminista, y que homosexualidad femenina era, digamos, una maravilla de amor y satisfacción. En otras palabras, el feminismo –porque la señora Hite era entonces máxima divulgadora de esa moda– perseguía una sociedad homosexual, no en el sentido de que todo el mundo lo fuera necesariamente, sino de que las relaciones entre hombres y mujeres fueran indiferenciadas, tanto en el ámbito sexual como en el profesional, político o cualquier otro. Naturalmente ello suponía la destrucción de la familia, entre otras cosas.
Usted ha definido la homosexualidad como una tara y no como una opción, provocando un escándalo considerable y algunas polémicas. Y parece que causando su expulsión de Libertad Digital. ¿Sigue teniendo la misma opinión?
–Por supuesto, es una tara, o si lo prefiere un defecto, y nadie más consciente de ello que los propios homosexuales. Claro que más o menos taras tenemos todos, nadie es perfecto, pero unos las llevan bien, otros mal. Y estos últimos, que sienten su defecto como insufrible han llegado a formar un movimiento político homosexista, aspiran a cambiar la sociedad de acuerdo con esa tara o defecto, proclaman su orgullo, su superioridad y pretenden que todo el mundo les siga la corriente. Si fuera una opción, no mostrarían tal fanatismo, incluso con persecución legal, contra los homosexuales que sí optan por dejar de serlo. Vulnerando de paso los derechos de esas personas, pues se trata de un movimiento de carácter totalitario, como el feminista al que va muy unido.
Reconocerá usted que al menos Shere Hite no se equivocó al definir el siglo XXI como el siglo del feminismo, o de la homosexualidad según usted. Esos movimientos no cesan de avanzar y de moldear las sociedades, mientras que críticas como las suyas caen en el vacío.
–Bueno, quien sepa algo de historia recordará que cosas muy parecidas se decían del siglo XX en relación con el comunismo, hasta el punto de que la propia Iglesia católica se dedicó a “adaptarse” y entablar ”diálogos” con esa ideología. El feminismo y el homosexismo toman parte de sus concepciones del marxismo, vulgarizándolo y distorsionándolo, al paso que lo combinan con una versión un tanto simploide del liberalismo. Vamos, una mezcolanza infumable de marxismo, freudismo y liberalismo. Hasta hay un “pensamiento” feminista y homosexista, un embrollo demencial. Siempre digo: ¿quieren ustedes saber en qué consiste ese pensamiento? Repasen sus consignas: rezuman tanto resentimiento, odio y estupidez que no hace falta indagar más en sus enredos “teóricos” para entender de qué se trata. Son gente realmente perturbada. Lo asombroso es, como usted dice, que hayan logrado tal influencia política y que las críticas caigan en el vacío. Como sigan así, pueden meter en la cárcel o hacer perder el empleo a cualquiera que discrepe, como pasaba en la URSS. Pero creo que eso va cambiando.