Mons. Aguer condena el silencio de los obispos españoles ante la profanación gubernamental del Valle de los Caídos
29-9-2020
Mons. Héctor Aguer ha lamentado la falta de oposición del episcopado español a la profanación de la tumba de Franco y la ofensiva contra el Valle de los Caídos, que forman parte de la intención del gobierno social-comunista de España de manipular la historia. El prelado argentino constata que «para numerosos fieles se trata simplemente de complicidad con la destrucción de lo que resta de la España católica».
En un artículo titulado Mala memoria publicado hoy en InfoCatólica, el arzobispo emérito de La Plata aborda la manipulación de la historia que acompaña a algunos pueblos. Constata que «la mala memoria cuenta muchas veces con la indiferencia o complicidad de multitudes, que han sido modeladas por la propaganda o por itinerarios educativos duraderos, que los han convencido de la verdad de esos relatos».
El prelado advierte que «la Iglesia puede ser afectada por tales procesos» y pone como ejemplo la Batalla de Lepanto:
«Gracias a ese acontecimiento providencial, se conservó en Europa la fe que España pudo llevar al Nuevo Mundo.
En la actualidad, esta gesta es amenazada por la mala memoria que procede de un pacifismo estólido y de una especie de «buenismo» derrotista, cuando nuevamente el Islam se ha hecho presente con fuerza en Occidente, para ocupar el lugar que deja vacante la decadencia de la Iglesia, y la apostasía de las naciones que fueron cristianas».
A continuación el arzobispo argentino analiza lo que está ocurriendo en España, mostrando la verdadera intención del gobierno de Pedro Sánchez y denunciando la pasividad de la jerarquía eclesial de este país, a la que exhorta a protestar contra la destrucción de lo que resta de la España católica:
«El actual gobierno socialista - comunista de España está empeñado en profundizar a fondo la secularización de la sociedad, que desde hace tiempo se viene impulsando con un carácter decididamente anticatólico. La mala memoria se apoya ahora en una Ley de Memoria Histórica hemipléjica, que calla por sistema las persecuciones que ha padecido la Iglesia en el siglo XX. Se cierne, además, sobre el futuro inmediato una anunciada Ley de Memoria Democrática, para arremeter con el propósito de liquidación contra la tradición española ya debilitada.
El traslado de los restos del Generalísimo Francisco Franco ha sido el inicio del desmantelamiento del monumental complejo del Valle de los Caídos; ¿por cuánto tiempo podrá mantenerse allí el monasterio, centro de oración que asume la dolorosa historia española?
Llama la atención la lenidad del episcopado, salvo alguna honrosa excepción, que debió y debe protestar sin vacilaciones contra el atentado que se está perpetrando; para numerosos fieles se trata simplemente de complicidad con la destrucción de lo que resta de la España católica. Desde los años posconciliares el progresismo teológico, espiritual y pastoral ha venido socavando los cimientos de la ortodoxia eclesial, de la misión y de la proyección de la fe en la vida y cultura de la sociedad».
Don Héctor finaliza su artículo con esperanza:
«Estoy seguro de que muchos laicos católicos españoles pueden empeñarse en la patriada de resistir al intento de desespañolización de España, y de movilizar a muchos hombres y mujeres de buena voluntad para oponerse a los designios oficiales de borrar todo signo de la España católica. Será imprescindible intensificar la oración: apelar a la gracia de Dios, invocando la intercesión de la legión innumerable de santos hispanos, confesores de la fe, vírgenes y mártires».