Daniel Iglesias
16.7.14
Reseña del libro: John A. T. Robinson, Redating the New Testament, Wipf and Stock Publishers, Eugene-Oregon, 2000 (369 páginas); publicado previamente por SCM Press, 1976.
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0. Introducción
Desde la época apostólica, la tradición eclesiástica sostuvo que los cuatro Evangelios fueron escritos poco después de la muerte y resurrección de Cristo, con base en el testimonio de testigos oculares de los hechos allí narrados. Éste es uno de los motivos principales de la multisecular confianza de la Iglesia Católica en el valor histórico de los Evangelios. Algo análogo puede decirse sobre los restantes escritos del Nuevo Testamento (NT). La más antigua tradición afirma que también ellos fueron redactados tempranamente por distintos apóstoles, algunos de los cuales (como Pedro y Juan) formaron parte del grupo de los Doce que acompañaron a Jesús durante su vida pública.
A partir del siglo XVIII el estudio crítico de la Biblia desafió estas convicciones tradicionales, negando en muchos casos que los autores de los libros del NT fueron los apóstoles a los que son atribuidos, y asignando a dichos libros fechas de redacción tardías, en general. De este modo, durante el siglo XIX muchos estudiosos de tendencia racionalista sostuvieron que los Evangelios y los demás libros del NT habían sido compuestos en el siglo II, e incluso en la segunda mitad de ese siglo. Así se puso en duda la historicidad de los Evangelios, para sostener diversas tesis sobre el origen de la fe cristiana a partir de mitos, de fraudes o de la creatividad de las comunidades cristianas primitivas.
En el siglo XX el estudio histórico-crítico del NT descartó las críticas más extremas y revirtió parcialmente la tendencia anterior, regresando a dataciones más tempranas, pero (en general) sin volver del todo a la visión tradicional. Desde 1950 hasta hoy la mayoría de los expertos sitúa la composición del Evangelio de Marcos en torno al año 70, la de los Evangelios de Mateo y Lucas en torno al período 80-90 y la del Evangelio de Juan en torno al año 95. Este consenso mayoritario actual debilita un poco los argumentos apologéticos a favor de la historicidad del NT, pero sin destruirlos en absoluto.
No obstante, en las últimas décadas varios estudios exegéticos, filológicos y papirológicos, desarrollados independientemente unos de otros, han convergido en un resultado inesperado para muchos: un fuerte cuestionamiento del citado consenso, en el sentido de un regreso integral a las tesis de la antigua tradición cristiana.
Tal vez el primer hito de ese proceso fue dado en 1976 con la publicación del libro Redating the New Testament (“Nueva datación del Nuevo Testamento”) del teólogo inglés John A. T. Robinson (1919-1983), ex obispo anglicano de Woolwich (Inglaterra). En ese libro Robinson defendió la tesis de que todo el NT fue escrito antes del 70 DC, año de la destrucción de Jerusalén por parte de los romanos.
Lo que contribuyó a hacer aún más sorprendente esta tesis de Robinson fue que él era un teólogo ultra-liberal, que se había hecho famoso en 1963 mediante su libro Honest to God (“Sincero para con Dios”), donde expuso una teología afín al secularismo: el rechazo de la noción de un Dios trascendente, la propuesta de un cristianismo sin Iglesia, etc. Paradójicamente, después de la publicación de Redating the New Testament muchos pasaron a considerar a Robinson como un teólogo ultra-conservador.
Lo que destaco de esto es que Robinson tuvo la honestidad y el coraje de superar sus prejuicios acerca del importante tema de la datación del Nuevo Testamento y la lucidez de reutilizar observaciones hechas por estudiosos anteriores a él para formar un argumento nuevo y poderoso a favor de la datación temprana.
Me propongo resumir y comentar Redating the New Testament. Cuando cite textos de ese libro, lo haré según mi traducción del inglés e indicando los números de página de la edición del año 2000 referida al principio. Para las citas bíblicas he utilizado la Biblia de Navarra. El libro tiene once capítulos. Presentaré un capítulo por numeral.
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