1 El objetivo de los separatismos es disgregar España en varios estados, convirtiéndola en algo parecido a los Balcanes. El objetivo es de por sí retrógrado y foco muy probable de violencias, aunque se revista con pretensiones democráticas y pacíficas.
2 Los separatismos se basan en una propaganda constante de denigración y desprecio a España y a la historia conjunta de sus regiones. Para ello no se han limitado a la propaganda de partido, sino que han aprovechado ilegal y antidemocráticamente los medios estatales.
3 La base inicial de los separatismos fue un racismo doblemente absurdo, por carecer de cualquier base real. Racismo abierto hasta la II Guerra Mundial, y disimulado después de la experiencia nazi. Pero persistente en sus pretensiones de superioridad regional y desprecio hacia el resto de España.
4 Un tema esencial de los separatismos es la insistencia en los idiomas particulares, convirtiéndolos en factor de división y fanatismo, y declarando ajeno el idioma español común o castellano, el más hablado en esas regiones y en el que se ha desarrollado mayoritariamente su literatura y cultura en general.
5 Los separatismos cobraron fuerza a partir del “Desastre” del 98, junto con los utopismos socialista y anarquista, con los cuales colaboraron contra el régimen liberal de la Restauración y luego contra los aspectos democráticos de la II República. Esa alianza, abierta o encubierta, fue el factor principal que originó la guerra civil.
6 Los separatismos han contribuido a destruir los regímenes de libertades en España, mientras que no han hecho oposición a las dictaduras, con la excepción muy tardía de la ETA, separatista-comunistoide. El franquismo, por otra parte, solo tuvo oposición comunista y/o terrorista, nunca oposición democrática real.
7 Al llegar la transición, los separatismos no eran un problema serio, incluso tenían que disfrazarse de autonomismos. No habían contribuido en absoluto a las libertades, pero las explotaron o parasitaron a fondo para falsificar la historia y sobre esa base sembrar odios y victimismo, como habían hecho en el pasado. Tal como han socavado el régimen de la restauración y la república, socavan desde entonces el estado democrático.
8 Todos los separatismos tienen historial terrorista, a veces de una sordidez y bestialidad peculiares. Y lo han aprovechado para imponerse, sembrar miedo y realizar una “limpieza étnica” en mayor o menor medida.
9 La mayor ventaja de los separatismos desde la transición ha sido, sin embargo, la colaboración de los gobiernos centrales con ellos: les han amparado, financiado, entregado la enseñanza y otros medios y permitido la infracción de la ley. Es un caso único en la historia, que evidencia la corrupción de unos y otros. Corrupción no solo económica práctica, sino también teórica. Unos gobiernos que creen que “la economía lo es todo” han tratado de paliar el problema mediante el soborno, y pueden muy bien encontrar ventajoso vender a la propia nación española.
10 Otra ventaja de los separatismos es la escasa energía demostrada en estos decenios por la necesaria respuesta. Falta de energía causada por la precariedad de una fundamentación intelectual sólida. Baste decir que en todos el siglo XX y lo que va del actual solo hay dos análisis históricos conjuntos de los separatismos vasco y catalán relacionados con la evolución histórica de España. Y que han sido difundidos (aunque haya estudios valiosos de tipo doctrinal y particular sobre uno u otro separatismo). Dato revelador es que que los partidos y gobiernos presuntamente españoles han prestado nula atención a esos estudios y no han apoyado su difusión, muy al contrario de lo que hacen los partidos separatistas utilizando fraudulentamente todos los recursos del poder.
11 En todas las sociedades existen tendencias unitarias y disgregadoras. El actual auge de estas últimas revela la decadencia en España de las primeras. El proceso puede contenerse o puede reforzarse, y eso va a depender de la actual generación. Si aceptamos la decadencia de España, podremos ver cómo la nación se balcaniza en estaditos menores, inevitablemente resentidos entre sí, insignificantes en el contexto internacional y objeto de las intrigas de otras potencias.
12 Dada la creciente amenaza del actual expansionismo islámico, los separatismos juegan también a favor de él. Los islámicos no olvidan Al Ándalus, que podría volver –y por qué no, si Alá lo quiere—y en todo caso el debilitamiento y disgregación de España le resultan en extremo beneficiosos.