Fiesta de la Virgen del ROSARIO
Desde que los otomanos unificaran el Islam en Asia Menor, sus conquistas en Europa se sucedieron una tras otra ocupando Macedonia, Bulgaria, Serbia y Bosnia. En 1453 cayó Constantinopla, el último recuerdo de Bizancio, el Imperio Romano de Oriente, seguida de Valaquia, Besarabia y Hungría. En 1529, los jenízaros musulmanes fueron detenidos ante Viena por nuestro gran emperador Carlos V, nieto de los Reyes Católicos. En el Mediterráneo la situación era análoga, las galeras turcas imponían su ley y las incursiones de los piratas berberiscos al servicio del turco, desde Túnez, Argelia y Marruecos, no respetaban las costas cristianas.
En los tiempos del sultán Solimán, la política de la Sublime Puerta en el Mediterráneo Occidental tuvo como objetivo Italia, por lo que tarde o temprano habría de chocar con los intereses españoles. En 1565 Solimán atacó Malta, un enclave que aseguraba el paso por los estrechos del Mediterráneo Central y una plataforma excelente para conquistar Roma, la sede del Cristianismo. La expedición organizada por el virrey español de Sicilia consiguió levantar el asedio turco, convirtiéndose en la primera victoria de los ejércitos cristianos en muchos años y demostrando que la flota turca no era invencible, si se le oponía una armada organizada.
Al amanecer del "7 de octubre de 1571", Alí Pachá dio orden de levar anclas para combatir y se dirigió a los galeotes cristianos: "Si hoy es vuestro día, Alá os lo dé, pero estad ciertos que, si gano la jornada, os daré libertad". La flota turca salíó al encuentro de los cristianos con el viento a favor, lo que permitía dar descanso a sus remeros. Cuando la flota cristiana cruzaba el cabo Scropha, los serviolas divisaron al enemigo a quince millas de distancia. Miguel de Cervantes, inventor del arte de novelar, fue herido gravemente en el brazo durante el combate, del que escribió: "La más alta ocasión que vieron los siglos".
El Papa Pío V había concedido indulgencias de cruzada y un relicario de la Vera Cruz, a los embarcados en la flota. Felipe II había dado el mando de la Armada a su hermanastro Juan de Austria y a los almirantes Álvaro de Bazán, Andrea Doria y Luis de Requeséns. Todos los cristianos ayunaron durante tres días, confesaron y recibieron la Eucaristía. El estandarte azul de la Liga Santa incorporó las imágenes de Cristo Crucificado y de la Virgen de Guadalupe, y los escudos de España, Vaticano y Venecia.
Cuestiones de honor exigían que los almirantes se enfrentaran directamente nave contra nave y en muchas ocasiones el resultado de este combate dictaba la suerte de toda la batalla. Don Juan se adelantó con "La Real" y reconociendo la capitana de Alí, por sus tres fanales y su estandarte, mandó bogar con más fuerza. El choque fue terrible: "La Sultana" llegó con su espolón hasta el cuarto banco de los remeros de "La Real", pero aún más terrible fue la matanza que hizo la artillería de "La Real" pues a la segunda descarga no quedaba nadie sobre la crujía de "La Sultana".
Iglesia de La Madonna di Guadalupe
Santo Stefano d´Aveto-Italia
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"La Real" había embarcado a trescientos veteranos, a los que se hizo sitio desmontando los bancos de los remeros; tras descargar sus arcabuces sobre los turcos se lanzaron al asalto de "La Sultana". En dos ocasiones consiguieron pasar del palo mayor de la galera turca y en ambas hubieron de retroceder ante los contraataques de las tropas cristianas. La ayuda del Cielo concedió una gran victoria a los defensores de la Fe.
Los cristianos sabían que si perdían esta batalla, la civilización occidental podía peligrar y por esta razón confiaron en la ayuda de Dios a través de la intercesión de la Santísima Virgen. El Papa San Pío V pidió a la Cristiandad que rezara el rosario por la flota. Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo en Lepanto. Por ello, el Papa instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.
Los cristianos sabían que si perdían esta batalla, la civilización occidental podía peligrar y por esta razón confiaron en la ayuda de Dios a través de la intercesión de la Santísima Virgen. El Papa San Pío V pidió a la Cristiandad que rezara el rosario por la flota. Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo en Lepanto. Por ello, el Papa instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.
Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de Octubre (día en que se había ganado la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7 de Octubre y algunos dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes.
Milagros por el rezo del santo Rosario
Los católicos conocemos esta bella oración que es el Santo Rosario ¿A quién se le habrá ocurrido repetir las Aves Marías tantas veces? ¿Que sentido tiene? Ahora se comprende: cada vez que se reza, cada Ave María es una preciosa rosa para la Virgen.
1. Milagro de Hiroshima (6 agosto 1945)
El santo Rosario más poderoso que la bomba atómica
Padre Hubert Schiffe
Durante la Segunda Guerra Mundial dos ciudades japonesas fueron destruidas por bombas atómicas: Hiroshima y Nagasaki. En Nagasaki, como resultado de la explosión, todas las casas en un radio de aprox. 2.5 Km del epicentro fueron destruidas. Quienes estaban dentro quedaron enterrados en las ruinas. Los que estaban fuera fueron quemados.
En medio de aquella tragedia, una pequeña comunidad de Padres Jesuitas vivía junto a la iglesia parroquial, a solamente ocho cuadras (aprox. 1Km) del epicentro del epicentro de la bomba. Eran misioneros alemanes sirviendo al pueblo japonés. Como los alemanes eran aliados de los japoneses, les habían permitido quedarse.
La iglesia junto a la casa de los jesuitas quedó destruida, pero su residencia quedó en pié y los miembros de la pequeña comunidad jesuita sobrevivieron. No tuvieron efectos posteriores por la radiación, ni pérdida del oido, ni ningúna otra enfermedad o efecto. El Padre Hubert Schiffer fue uno de los jesuitas en Hiroshima. Tenía 30 años cuando explotó la bomba atómica en esa ciudad y vivió otros 33 años mas de buena salud. El narró sus experiencias en Hiroshima durante el Congreso Eucarístico que se llevó a cabo en Filadelfia (EU) en 1976.
En ese entonces, los ocho miembros de la comunidad Jesuita estaban todavía vivos. El Padre Schiffer fue examinado e interrogado por más de 200 científicos que fueron incapaces de explicar como él y sus compañeros habían sobrevivido. El lo atribuyó a la protección de la Virgen María y dijo: "Yo estaba en medio de la explosión atómica... y estoy aquí todavía, vivo y a salvo. No fui derribado por su destrucción."
Además, el Padre Shiffer mantuvo que durante varios años, cientos de expertos e investigadores estudiaron las razones científicas del porqué la casa, tan cerca de la explosión atómica, no fue afectada. El explicó que en esa casa hubo una sola cosa diferente: "Rezábamos el rosario diariamente en esa casa".
En la otra ciudad devastada por la bomba atómica, Nagasaki, San Maximiliano Kolbe había establecido un convento franciscano que también quedó intacto, los hermanos protegidos gracias a la protección de la Virgen. Allí ellos también rezaban diariamente el santo rosario.
2. Las Rosas del Hermano Dominico
Una leyenda cuenta que un Hermano lego (que no era sacerdote) de la Orden de los Dominicos, no sabía leer ni escribir, por lo que no podía leer los Salmos, como era la costumbre en los conventos de la época.
Entonces, cuando terminaba sus labores por la noche (él era el portero, el barrendero, el hortelano, etc...) se iba a la capilla del convento y se hincaba frente a la imágen de la Virgen María, y recitaba 150 avemarías (el número de los salmos), luego se retiraba a su celda a dormir.
Por la mañana, de madrugada, se levantaba antes que todos sus hermanos y se dirigía a la capilla para repetir su costumbre de saludar a la Virgen.
El Padre Superior notaba que todos los días, cuando llegaba a la capilla para celebrar las oraciones de la mañana con todos los monjes, había un exquisito olor a rosas recién cortadas y tuvo curiosidad, por lo que preguntó a todos quién se encargaba de adornar el altar de la Virgen tan bellamente, a lo que la respuesta fué que ninguno lo hacía, y en los rosales del jardín no se notaba la falta de sus flores.
El Hermano lego enfermó de gravedad; los demás monjes notaron que el altar de la Virgen no tenía las rosas acostumbradas, y dedujeron que era el Hermano quien ponía las rosas. ¿Pero cómo? Nadie le había visto nunca salir del convento, ni sabía que comprara las bellas rosas.
Una mañana no lo hallaban por ninguna parte. Al fin, lo encontraron en la capilla, y cada monje que entraba quedaba asombrado, pues el hermano lego estaba arrodillado frente a la imagen de la Virgen, recitando extasiado sus avemarías, y a cada una que dirigía a la Señora, una rosa aparecía en los floreros. Y al terminar sus 150 saludos, cayó muerto a los pies de la Virgen..
Con el correr de los años, Santo Domingo de Guzmán, (se dice que por revelación de la Santísima Virgen) dividió las 150 avemarías en tres grupos de 50, y los asoció a la meditación de la Biblia: Los Misterior Gozosos, los Misterios Dolorosos y los Misterios Gloriosos, a los cuales el Beato Juan Pablo II añadió los Misterios Luminosos.
3. Anécdotas Marianas
Fray José A. M. Puche, 0. P.
Cierta noche, cuenta Fultón Sheen, vino a verme una joven, y me dijo: No quisiera por nada del mundo hacerme católica. Siempre repetís lo mismo cuando rezáis el Rosario. Cuando uno repite lo mismo es prueba de que no es sincero. Yo no daría fe a una persona que me repitiese las mismas palabras. Y creo que Dios tampoco.
Entonces le pregunté quién era aquel joven que la acompañaba. Es mi novio contestó ella. ¿La quiere a usted? Ciertamente que sí. ¿Cómo lo sabe usted? ¿Cuántas veces se lo ha dicho, una, dos ... Me lo repite todos los días y hasta con cierta frecuencia...
Corté el diálogo y le dije: Si se repite, no le crea usted, prueba evidente de que no es sincero, tal como usted me ha comentado hace un momento. No existe repetición cada vez que uno dice «Yo te quiero». Y esto se explica porque cada vez coincide con un momento distinto en el tiempo y con un lugar diferente en el espacio.
Aunque una madre repita mil veces a su hijo: «Te quiero con toda mi alma, rey mío», cada vez significa algo distinto, pues su espíritu y su corazón actúan de manera diferente, y cada hecho nuevo revela una nueva señal de afecto.
4. Abuela irlandesa en Minnesota
Desde Saint Paul, Minnesota, Estados Unidos, una señora cuenta así sus experiencias:
«Cuando era niña, nuestra familia vivía en una pequeña casa, donde la abuelita venía a visitarnos; solía estar dos o tres semanas, y nosotras nos disputábamos el privilegio de estar en su compañía. Por ser yo la mayor, conseguí dormir en una cama cerca de la suya
.
Cada noche, después de apagar las luces y quedar todo en silencio, la oía cuchichear suavemente: estaba rezando. Parecía que no iba a acabar nunca y pronto me esforcé por entender lo que decía. Supe que rezaba el rosario, y de esta manera aprendí el Padrenuestro, el Avemaría y otras oraciones de su uso particular.
La abuelita era irlandesa, católica. Nuestra madre abandonó la religión al casarse con nuestro padre. Siempre hemos ido a escuelas no católicas; en casa no había religión, excepto la de nuestra abuelita, cuando nos visitaba. Me casé y no me acerqué más a la iglesia. Pero nueve años más tarde sentí la necesidad de una base espiritual. Acudí a la biblioteca, estudié varias religiones Y siempre por la noche recordaba los rezos de la abuelita. Leí libros sobre el Catolicismo, que daban respuestas a todas mis dudas.
Encontré un sacerdote, me instruyó en lo necesario y recibí el Bautismo. Yo rezaba por mi marido y por mis padres. Un año después de ser cristiana, mi esposo anunció que iba a prepararse para el Bautismo. Nuestra madre se reconcilió con la iglesia. Tuvimos un hijo y lo bautizamos según el rito católico. Mi cuñada y su esposo, al ver cuán felices éramos con nuestra nueva religión, se hicieron católicos, y mi marido y yo somos padrinos de sus tres hijos.
¡Todo debido al rosario rezado en voz baja por una buena mujer!
El rezo del Rosario aparta a Satanás:
- Cuando cargas tu Rosario, es un dolor de cabeza para Satanás
- Cuando usas tu Rosario, Satanás colapsa
- Cuando él te ve rezando el Rosario, se desvanece
- Vamos a Rezar el Rosario cada vez, para mantenerlo desvanecido
¿Sabes que cuando trates de re-enviar este mensaje, Satanás va a tratar de evitarlo?
¿Cuándo nace la Oración del Rosario?
¿Qué han dicho los Papas sobre el Rosario?
¿Cómo se reza?
A estas preguntas y más responde Raffaelo Martinelli