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viernes, 15 de diciembre de 2017

El HISPANISMO CATÓLICO contra el PROTESTANTISMO INGLÉS

MIGUEL SALINAS CHAVEZ
En la primera mitad del siglo XVI se echaron a andar de manera paralela los dos modelos políticos, económicos, culturales y sociales que se diputarían la hegemonía de occidente durante los siguientes trescientos años y el que ganara, representaría una nueva era dorada para la civilización o todo lo contrario. Estos dos modelos, que son en todo opuestos y que por ello se auto repelen, son el modelo hispano católico y el modelo anglo protestante. Ambos modelos tienen un origen y sustento espiritual, religioso y filosófico que definen su concepción del hombre y su relación con Dios. Tomamos como punto de arranque las primeras décadas del siglo XVI ya que fue en ese periodo de tiempo que sucedieron acontecimientos que impactaron a Occidente y que cambiaron la historia del mundo, aunque en realidad estos acontecimientos comenzaron una década antes de que terminara el siglo XV. El primero y más importante fue el descubrimiento y anexión de los territorios americanos de parte de la corona española, lo cual la convirtió en el reino más importante y poderoso del mundo, que además estaba prácticamente recién fundado como un reino unificado gracias al matrimonio de los Reyes Católicos y las conquistas llevadas a cabo por ambos, que culminaron con la recuperación de la totalidad del territorio peninsular que durante ochocientos años estuvo en manos musulmanas hasta el glorioso 2 de enero de 1492 cuando triunfantes los Reyes Católicos entraron en Granada.
1492 fue un año doblemente glorioso con la llegada de Colón a tierra americana gracias a la visión y buen juicio de la reina Isabel de Castilla que fue la única que creyó en que tal proeza podría realizarse, pero lo que a ella la motivó para comprometer a la Corona en semejante aventura no fue lo que obtendría a cambio, sino lo que aportaría España a esas tierras desconocidas, como lo mencionaremos más adelante. En contraparte a esto, sucedió la división de la Iglesia Católica con el cisma protestante y también la ruptura de la alianza y matrimonio de la corona española con la inglesa, cuando Enrique VIII repudió y se divorció ilegalmente de Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, con lo cual él, para legitimar su patraña, rompió también con la Iglesia Católica y fundó la propia de la cual se convirtió en cabeza. Si Enrique VIII no hubiera roto su matrimonio con la hija de los Reyes Católicos, la historia hubiera sido absolutamente diferente, ya que el reino inglés se habría mantenido unido a la cristiandad católica, hubiera combatido al protestantismo en las guerras religiosas del siglo XVI y éste movimiento cismático seguramente habría sido sofocado como una más de tantas herejías que se habían sucedido a lo largo de esos 1500 años desde que surgió el cristianismo, pero además y lo más importante, la corona inglesa, al quedar unificada con la española y al ser ésta, en ese momento, la más poderosa y grande del mundo por el nuevo continente cuya mitad se había sumado a sus posesiones en Europa, habría quedado supeditada a la española y con ello necesariamente, habría tenido que adoptar el modelo hispanista de mestizaje, renuncia a la esclavitud y compartir todo cuanto se tenía de riqueza en conocimientos y experiencia con las tierras que se sumaran a las coronas. Por lo tanto, para las logias masónicas y principalmente para el núcleo judío que había sentado sus reales en Inglaterra emigrando desde Medio Oriente y de Venecia, esta posibilidad de que el reino que estaban formando a su imagen y semejanza con todos sus vicios y odios, como era el inglés, el cual se convertiría en la punta de lanza de las peores ideas y operaciones contra la humanidad, no podría ser sometido y dominado por un modelo como el que configuraron los Reyes Católicos para lograr, en una generación, que surgiera una nueva humanidad llamada mestiza que recibiría en décadas, lo que Europa y el Medio Oriente tardaron en aprender y asimilar milenios. Esa fue la causa por la que muchos intereses se movieron detrás de Enrique VIII para que repudiara a su legítima esposa y rompiera su alianza con España y con la misma Iglesia Católica convirtiéndose en hereje, traidor y acérrimo enemigo de la hispanidad con un solo movimiento que cambió, para mal, el rumbo de la historia y que ha causado millones de muertes, miseria, y males infinitos que se pueden achacar a quienes estuvieron directamente detrás de esta pérfida decisión que tanto ha complacido al demonio y al infierno mismo. 
Es por eso, que es en este punto que podemos ubicar el arranque de esta carrera entre estos, que fueron los dos imperios que se disputaron la hegemonía global durante los siguientes trescientos años. Como mencionaba en un principio, los dos modelos representaban visiones, convicciones y concepciones totalmente opuestas y en ello radicó el encono con el que ambos modelos se disputaron el poder imponer, en el caso del inglés o llevar, en el caso español, su modelo a las tierras que estaban bajo su control e influencia.
El modelo español estaba enraizado en la mejor tradición católica que venía en línea directa de Cristo y los apóstoles, uno de ellos, Santiago el hermano de Juan, el discípulo más joven y a quien Cristo más amaba, evangelizó esas tierras ibéricas y la misma Virgen María aun en vida terrena, hizo su primera aparición en Zaragoza para visitarlo y animarlo en la labor de llevar la Buena Nueva a esa tierra que sería el trampolín mundial de la evangelización. La aparición de la Santísima Virgen marcó desde entonces su predilección por esta tierra que se convertiría en la mayor exportadora del mensaje evangélico de su Hijo por todo el mundo. No fue casual que a los tres que Jesús eligió para que presenciaran su momento más glorioso y el más dramático antes de la pasión, muerte y resurrección, que fue su transfiguración y su agonía en el huerto de los olivos, fueran precisamente a ellos tres, ya que Pedro, Santiago y Juan representan cada uno, las tres etapas de la Iglesia y sus principales características: Pedro la cabeza, representando el papado, el gobierno y el depositario de las llaves de las puertas del cielo, la Iglesia inicial e institucional. Santiago representando la Iglesia evangelizadora que haría llegar el mensaje evangélico a todo el mundo gracias a España, ya que España, por iniciativa y convicción de la reina Isabel, la mayor evangelizadora de la historia, hizo llegar la Buena Nueva del mensaje de salvación a toda América y a Asia y gracias a ello ahora América es el continente con la mayor población católica del mundo y el que ha asumido ahora la responsabilidad de mandar evangelizadores a todo el mundo incluyendo Europa para re-evangelizarla. Y San Juan el evangelista, autor del libro del Apocalipsis, el custodio de la Virgen María cuando Cristo se elevó a los cielos, representaba el final de la historia, la Iglesia triunfante, él fue el primer Juan que vio a la Virgen de Guadalupe en Patmos, en las revelaciones que dieron pie a escribir el libro del mismo nombre en las que vio en el cielo a una Mujer vestida de sol con la luna bajo los pies, era esa Mujer vestida de sol la que se aparecería 1500 años después en México y que haría posible lo que hasta entonces parecía una labor perdida: la evangelización de millones de los pobladores originarios de esta tierra que se convertiría en México. En contraparte el modelo angloprotestante estaba enraizado en todo lo contrario a esta tradición católica y apostólica, su origen es el judaísmo talmúdico que rechazó consciente y diabólicamente a Cristo como Mesías y le declaró la guerra eterna a la Iglesia que Él fundó y mil quinientos años después logró arrancarle la mitad de su Cuerpo Místico con la reforma protestante que ellos financiaron, promovieron e inocularon, con lo cual ahora podían sembrar su semilla de veneno satánico a esa parte del cristianismo que ahora ya era solo un cascarón pues habían perdido lo más preciado que son los sacramentos, ya que a través de los sacramentos está presente Dios mismo entre nosotros. El modelo angloprotestante adoptó del judaísmo esa idea retorcida que les costó que les fuera retirada la promesa que Dios les había hecho, única y exclusivamente en función de ser el pueblo que le daría acogida al Mesías y lo tomaría como Rey, pero al rechazarlo ellos se cerraron al plan de salvación de Dios y esta promesa pasó a los gentiles, sin embargo los judíos nunca aceptaron que la promesa de Dios era en función a una misión, sino que ellos se hicieron creer a ellos mismo que Dios los eligió por ellos mismos y que esa distinción que Dios hizo para sacarlos de entre las otras naciones y pueblos consistía en una distinción y diferenciación biológica y gracias a ella, ellos nacían y morían con una diferencia que no los igualaría nunca con el resto de la humanidad, a la que ellos consideran bestias y animales sin alma. Los judíos rechazaron al Mesías como persona y rechazaron su enseñanza, ejemplo y mensaje, ellos repudiaron un Mesías humilde que viniera a darse a los demás, que no vino a ser servido sino a servir, a asumir las culpas y dolores ajenos, a sacrificarse dando hasta la última gota de su sangre. 
Ellos, los judíos, pensaban y deseaban todo lo contrario: ser servidos y honrados, presumir, acaparar, quitar a los otros para tomarlo ellos, evitando el dolor y nunca ayudar a los no judíos, por ello el mensaje de la Buena Nueva traída por Cristo fue la mayor confrontación con esta falsa idea de ser ellos predilectos de Dios por alguna distinción biológica, cuando Cristo hizo hijos de Dios a los no judíos a través del bautismo. Con ello quedó claro que esa distinción de Dios hacia ellos, había sido únicamente en función de una misión que ellos no supieron cumplir y esa misión era, como hemos dicho: recibir y reconocer a Jesús como el Mesías y el Rey de Israel, al rechazarlo, rechazaron a Dios mismo y se entregaron al demonio, por lo cual se convirtieron abiertamente en enemigos de Dios y de todo lo que vino a enseñar Cristo y esto es lo que el protestantismo europeo adoptó como modelo de vida y pensamiento: un cristianismo sin Dios y sin las obras de caridad cristiana las cuales fueron sustituidas por el proceder farisaico que Cristo denunció, combatió y atacó de manera directa por su hipocresía, por hacer el bien sólo si eran vistos, ayudar sólo para que fueran reconocidos y cuando no eran vistos, hacer todo el mal que pudieran. Por el contrario, el modelo evangelizador de la reina Isabel sí que fue bendecido por el cielo en abundantes frutos, que se convertirían, al paso de los siglos y especialmente en nuestros tiempos, en el faro de luz y punto de referencia para salvar a la civilización cristiana que el protestantismo angloamericano han llevado a la perdición y a la devastación. El protestantismo europeo adoptó como su eje rector la idea del destino manifiesto judío, que para los hebreos significaba que una vez que Dios los eligió, fue para someter y gobernar a todo el mundo y dado que Dios mismo lo había dicho, era una condición que determinaba el destino de todas las naciones y de la humanidad entera y que nada ni nadie podría cambiar, sin embargo esto sí cambió y no porque Dios se contradiga sino por la cerrazón y rechazo judío, así que ese supuesto mandato eterno de dominar y gobernar a los otros pueblos por ser ellos el pueblo elegido, seguía existiendo solo en sus cabezas y en la parte más podrida y profunda de su alma consagrada al demonio. Por ello para los protestantes, cuando conquistaban algún territorio europeo y principalmente fuera de Europa, lo convertían en una verdadera colonia de explotación, saqueo y esclavitud, donde sus habitantes originarios carecían de derechos y el territorio sólo se conservaba en función de ser expoliado, explotado y exprimido de sus riquezas para beneficio del imperio, sin que sus habitantes se beneficiaran de esa riqueza que les pertenecía, pero que les era arrancada. Ese modelo de actuar depredador quedó “legalizado” y justificado con la invención de un modelo económico que lo permitía y promovía: el libre comercio o libre mercado el cual quitaba la responsabilidad y la obligación de ayudar y de llevar el progreso a esas regiones que no lo tenían ya, más si de ese territorio se pagaba la manutención de la parte más avanzada del imperio. 
A partir de que se declaró abiertamente el cisma protestante impulsado por Calvino y Lutero, las fuerzas políticas y económicas judías apostaron sus capitales e influencia en apuntalar al protestantismo y convertirlo en el modelo supuestamente exitoso que a través de bienes materiales sostendría que Dios los bendecía en abundancia, pero era todo lo contrario, entre más mezquinos y materialistas se volvían, aceptando practicas condenadísimas por la Iglesia como la usura, su enemistad con Dios fue creciendo.
Por el contrario el modelo que nació con los Reyes Católicos y que ahora conocemos como la hispanidad representaba todo lo contrario: era un modelo en el que se ponía en el centro las virtudes cristianas y en torno a ellas se gobernaba y se extendía a todos los sectores de la población el beneficio de los aciertos y del buen gobierno. Pero no fue todo, sino que a diferencia del modelo angloprotestante, el hispánico no fue un modelo de saqueo y explotación sino de desarrollo e inversión, ya que el 80% de la riqueza extraída y producida en América, se quedó en América y se utilizó para la construcción de ciudades, hospitales, orfanatos, universidades, escuelas, conventos en donde se enseñaban oficios, etc., es decir, el modelo hispanista creó una derrama económica y una expansión y elevación de los niveles de vida como no se habían visto nunca y como no los tuvieron jamás territorios africanos conquistados por los ingleses, holandeses, belgas y otros países bajo la influencia protestante o incluso la Francia católica. Con la inesperada y sorprendente expansión del Imperio Español por medio planeta, los ingleses y el protestantismo en general actuaron para sabotear y terminar con el proyecto de la evangelización mundial emprendido por España y para ello lanzaron toda clase de operaciones con agentes judíos principalmente con la idea de introducir las prácticas prohibidas por la Iglesia en el Nuevo Mundo como la usura, la esclavitud, la explotación, saqueo y el incidir en tratar de minar la fe y religiosidad del pueblo a través de prácticas de hechicería, brujería, tarot y toda clase de magia y prácticas diabólicas que intentaban reactivar las prácticas paganas. La corona española y la Iglesia respondieron a estas operaciones de destrucción subrepticia a través del más efectivo instrumento de justicia y además el más noble y avanzado de su tiempo: el tribunal de la Santa Inquisición, que muchas veces se excedió en su buena fe con los que eran ahí llevados a compadecer, ya que eran los culpables, convictos traidores a la fe y al proyecto del hispanismo que, como concepto realmente nació en América, ya que el hispanismo es el modelo de extender por muchos países, regiones y reinos la misma idea de pertenecer a un mismo estado o corona regida por la misma religión y que se comunicaba en la misma lengua, lo cual no había pasado desde los tiempos del imperio romano que logró su gran éxito en base precisamente a esas características unificadoras del idioma y la cultura, aunque la religión era algo más laxo y cada pueblo podía tener sus deidades particulares a diferencia del modelo hispanista que evidentemente se sostenía en la idea de una única verdadera religión que era la católica. 
Cuando la reina Isabel apoyó decididamente, incluso por encima del parecer de su esposo el rey Fernando, el proyecto de la exploración trasatlántica, lo hizo con la idea principal de hacer llegar a esas nuevas tierras lo mejor que tenía en ese momento su propio reino en cuanto a ciencia, tecnología, conocimientos, progreso, arte y sobre todo: la salvación de las almas a través del Evangelio, por ello cuando Colón regresó de su primer viaje y trajo como trofeos de conquista a nativos de América, la reina Isabel se escandalizó y ordenó a Colón la inmediata liberación de los cautivos y que regresaran a sus tierras, además, decretó que todos los nativos pasaban a ser súbditos de la corona y no esclavos, con lo que les reconocía su dignidad humana y les cobijaba con los mismos derechos que gozaban los peninsulares.
“La corona española y la Iglesia respondieron a estas operaciones de destrucción subrepticia a través del más efectivo instrumento de justicia y además el más noble y avanzado de su tiempo: el tribunal de la Santa Inquisición” 
Para salvar el proyecto de la hispanidad como modelo de cultura y civilización que no existía ni en Europa, el tribunal de la Santa Inquisición jugó un papel fundamental ya que logró desmontar en mucho, el actuar de estos agentes, judíos principalmente, que actuaban deliberadamente para hacer fracasar el proyecto de la hispanidad, por ello esta gran institución ha sido tan vilipendiada cuando, a la vuelta de los siglos, el anglo-protestantismo sionista ha devenido en la fuerza dominante que ha reescrito la historia y ha colocado en el banquillo de los culpables y del mal a sus peores y mortales enemigos: la hispanidad y la Inquisición. Otro de los métodos utilizados por el angloprotestantismo contra España fue el lanzar barcos piratas para asaltar las naves españolas, especialmente las que transportaban bienes, causando grandes pérdidas para el bando español y convirtiendo a los corsarios, asesinos, delincuentes y asaltantes ingleses en caballeros elevados al grado de nobleza para la corona inglesa, que los premiaba por delinquir y esta práctica, después, como no, también fue adoptada por el sistema británico de economía liberal en el que se justifica cualquier actividad con tal de que generara ganancias, así fuera la misma piratería con lo que se despojaba por completo de moral a la práctica económica. Evidentemente esto contrastaba totalmente con el concepto de desarrollo impulsado por la corona española, que adoptó como suyas, en sus prácticas políticas y económicas, las virtudes cristianas y por ello aportó a las tierras americanas lo mejor de su conocimiento, arte, ciencia, tecnología y principalmente hombres, que fueron los que vinieron a levantar esta nueva civilización hispánica que no se conocía ni en España, ya que, como hemos mencionado, en realidad la idea y concepción de la hispanidad nació en América. Dentro de estas prácticas cristianas aplicadas a la política y a la economía destacaba la práctica de dar y ofrecer, sacrificarse y entregar hasta lo último en una generosa renuncia de sí mismo para beneficio de los demás como lo enseñó Cristo, esto fue la práctica común de los virreyes que, contrario a lo que se piensa, no eran nombrados a ese cargo y dignidad para enriquecerse, como lo hacen los políticos actuales, sino todo lo contrario, quienes recibían tal dignidad era gente que tuviera la fama, fortuna y honra suficiente para ponerlo al servicio de la corona, asumiendo los costos y gastos que implicaba el puesto, absorbiéndolo de su propia bolsa, perdiendo en muchos casos por completo, fortunas cuantiosas puestas al servicio del reino y del Nuevo Mundo.
“Otro de los métodos utilizados por el anglo-protestantismo contra España fue el lanzar barcos piratas para asaltar las naves españolas, especialmente las que transportaban bienes, causando grandes pérdidas para el bando español y convirtiendo a los corsarios, asesinos, delincuentes y asaltantes ingleses en caballeros elevados al grado de nobleza para la corona inglesa.
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SUMARIO
1 Nuevo Orden Mundial 
2 Nueva Era 
3 Gnosticismo
4 Herejías Gnósticas
5 Masonería
6 Imperialismo Anglo-Norteamericano
7 Super-Capitalismo
8 Marxismo-Masonería
9 Sectas y Círculos de Poder
10 Génesis del Poder Plutocrático
11 Fundación del Imperio USA
12 Dólar y otros símbolos masónicos USA
13 Albert Pike: Estratega del Imperio USA
14 Gran Logia “Rockefeller 666”
15 Poder Masónico: Pirámide y Bicefalia 
ANEXO 1 Pre-Masonería
 Isaac Newton: Precursor de la Masonería
Calvinismo y Poder
Origen Calvinista de la Masonería
ANEXO 2 
Gnosticismos pre-cristianos 
ANEXO 3 
Herejes, Ateos, Masones y otros siervos de Satanás
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