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miércoles, 29 de agosto de 2012

Navarra nace en el año 824 como 2º Reino para la Reconquista de España (517)

Profesionales por la Ética
Marcos A. Galiana
(02/08/2012) 

En este tiempo de deriva y ruina económica, de confusión política, de devastación moral y pérdida del sentido que, como Nación deberíamos tener; cuando acabamos de terminar el mes, quizá, más negro de nuestra reciente historia, si exceptuamos el mismo mes de 1936; tenemos, sin embargo, la oportunidad de traer a nuestra inconsistente y tornadiza memoria, dos acontecimientos acaecidos en el corto espacio temporal de nueve días, pero separados por trescientos años. No tanto los hechos en sí mismos, si no las casualidades o venturas que se dieron en ellos merecen ser destacados como hitos que conviene recordar aquí y ahora. Uno, tuvo lugar un 16 de julio de 1212; el otro, un 25 de julio de 1512; ambos fueron determinantes para la unidad e integridad de España. El primero además, trajo como consecuencia, el definitivo abandono por parte de las tropas almohades, de la idea de una nueva invasión de la península, no olvidemos que se trataban de islámicos fanáticos decididos a llevar la media luna roja hasta la mismísima Roma La resultante del segundo, el espaldarazo definitivo para la unidad de la nación española. Nos estamos refiriendo, en primer lugar, a la Batalla de la Navas de Tolosa y, en segundo término, a la incorporación definitiva del Reino de Navarra a la Corona de Castilla.

En la Batalla de la Navas de Tolosa, un lunes, 16 de julio de 1212 (se ha cumplido este año el VIII centenario), día de la Virgen del Carmen, las tropas castellanas comandadas por su rey, Alfonso VIII[1], a las que se unieron las aragonesas (unos 8.500 aragoneses y catalanes), al mando del suyo, Pedro II, junto con doscientos jinetes navarros del rey Sancho VII, fielmente seguidos por los caballeros templarios, calatravos y de Santiago, sin olvidar las milicias concejiles, tropas populares, para entendernos, infligieron al nuevo invasor, Miramamolín al Nasir, una de las derrotas más grandes, hasta entonces conocidas. Sólo faltó a la cita el rey de León, Alfonso IX, aunque sí envió tropas.

Dejando aparte los pormenores de la batalla en sí, con sus vaivenes y estrategias, y sabiendo el desenlace final de misma; mucho y bien se ha escrito sobre el particular, conviene recordar cómo por primera vez en la historia de la Reconquista,los reinos cristianos se unen para dar un golpe de importancia capital a una ocupación que ya se alargaba por más cinco siglos (aún pasarían, casi, tres más para su final). Así mismo, conviene recordar, cómo al mando de la vanguardia cristiana, formada por castellanos, aragoneses y navarros, se encontraba el vasco Diego López de Haro II (la Gran Vía de Bilbao lleva el nombre de uno de sus sucesores), quinto señor de Vizcaya por más señas; cómo las Milicias del concejo de Madrid fueron totalmente aniquiladas junto con otras, o cómo en los momentos de zozobra y cuando se veía perdida la batalla, el Rey Alfonso, haciendo gala de un arrojo envidiable, se dirigió al arzobispo Jiménez de Rada al grito de: «Aquí, señor obispo, morimos todos», siendo él mismo el que se abalanzó sobre la morería, llevando tras de sí a los reyes de Aragón y Navarra. Sí, amigos, conviene recodar estas gestas en esta hora en que la unidad de España se pone en solfa continuamente.

No se queda atrás, en este mismo escenario, el segundo acontecimiento referido, la incorporación del Reino de Navarra a la Corona de Castilla. Conviene recordar que,el Reino de Navarra, es uno de los primeros reinos cristianos de la península; de él se tienen vagas noticias desde el año 777, como feudo de un pueblo llamado «de los vascones», vencedores de Carlomagno en Roncesvalles, (778). Sólo a partir de Iñigo Arista, príncipe o señor de los vascones (824), es cuando se puede afirmar la existencia de un reino primigenio, denominado Reino de Pamplona, luego de Navarra, manteniéndose como tal hasta Teobaldo I (1234 -1253).

Es a partir del reinado de este rey, sucesor del guerreador en las Navas de Tolosa, cuando el Reino de Navarra cae en la órbita del Reino de Francia, manteniéndose esta situación hasta que, a la sazón el rey de Navarra, Jaime III, firma un 18 de julio de 1512 (¿curioso, no?), el Tratado de Blois con Francisco I, rey de Francia y enemigo de Fernando II de Aragón (luego, también de Carlos I).

Fernando, viudo de Isabel I de Castilla y consolidada la unidad de Castilla y Aragón en su hija, Juana, conviene recordar, y casado en segundas nupcias con Germana de Foix, lo que le hacía depositario de derechos dinásticos a la corona navarra, considerando perjudicial para sus intereses dicho tratado, entre otras cosas,conviene recordar; por su ideal de unidad de España, envía al II Duque de Alba, D.Fadrique Álvarez de Toledo con sus tropas hacia Pamplona, desde Álava. Pocos días después de la firma del malhadado tratado, el 25 de julio de 1512, día de Santiago, patrón de España, la ciudad firma la capitulación negociada a sus puertas un día antes. La unidad de los reinos cristianos al sur de los Pirineos, era una realidad de «facto» (se acaba de cumplir el V centenario de los hechos). Conviene recordar.

No obstante, no será hasta el año siguiente, cuando el Rey Católico jure en las Cortes de Navarra «como Católico rey don Fernando, rey de Navarra nuestro señor de aquí en adelante» y sea, de derecho, consolidada la unidad de España.Conviene recordar. El Reino de Navarra quedará unido a la Corona de Castilla, por expreso deseo del rey Fernando, el año 1515, un año antes de su muerte.

Que esta unidad tuvo algunas fases de resistencia es bien sabido, siendo en una de las ocasiones (1521) cuando se dio el episodio que comentamos a continuación.

Venía con las tropas invasoras llegadas de más allá de los Pirineos, un tal Francisco de Asís, perdón por la irreverencia, encontrándose en Pamplona con las tropas defensoras, entre las cuales se encontraba un vasco llamado Ignacio de Loyola[2],conviene recordar, que cae herido en la refriega. Hoy todavía se puede ver el monumento levantado en la capital navarra recordando este hecho. Cosas de aquellos tiempos, un vasco defendiendo a España y la unidad con Navarra.Conviene recodar.