Cardenal Müller:
“Dios no ha hecho homosexual a nadie”
Por Carlos Esteban
16 marzo 2021
El exprefecto para la Doctina de la Fe, cardenal Gerhard Müller, ha entrado de nuevo en liza, esta vez para comentar el “no” a las bendiciones eclesiales de uniones homosexuales decretado por la congregación.
En una declaración pública, el cardenal Müller ha querido entrar en el encendido debate que ha provocado la rotunda prohibición de la Congregación para la Doctrina de la Fe, refrendada por Su Santidad, a la bendición por parte del clero católico de uniones homosexuales, que tanto ha decepcionado a quienes esperan del Papa una revolución en la moral sexual de la Iglesia.
Ninguna unión contraria a la voluntad de Dios, expresada a través de su Iglesia, puede considerarse aprobada por Él y, por tanto, tampoco puede ser objeto de bendición por parte de sus ministros, concluye Müller.
Bendecir, recuerda el cardenal alemán, es “declarar que algo es bueno porque proviene de Dios y puede conducir a Él”. Asimismo, el prelado carga contra las “declaraciones absurdas” según las cuales “Dios me ha creado distinto, egoísta, racista, nacionalista, etcétera, como si las disfunciones y defectos de carácter fueran obra de Dios en una visión maniquea”.
De hecho, para Müller el propio lema propagandístico de “matrimonio para todos” podría considerarse un ataque deliberado contra la libertad religiosa. “El Estado no puede redefinir de manera arbitraria la naturaleza del matrimonio siguiendo intereses políticos, ya que la entrega mutua de hombre y mujer pertenece esencialmente a la naturaleza humana. El concepto de ‘matrimonio’ solo puede usarse propiamente en el contexto de la ley natural y aún más en el contexto eclesial: la unión exclusiva de un hombre y una mujer en la comunión de amor, cuerpo y vida ante Dios”.
Müller distingue el respeto a las personas homosexuales de los intereses de los grupos de presión que imponen sus puntos de vista por la fuerza o con la ayuda de un lavado de cerebro sobre la mayoría de la sociedad: “Todo aquél que está en desacuerdo con sus puntos de vista debe ser silenciado, condenado al ostracismo por los medios de comunicación o incluso perseguido legalmente”.