Ayuno, limosna y oración...
pero la limosna es ya una forma de orar
19 febrero 2021
En Cuaresma hay que dar limosna, que es dar a Dios:
hay al menos 9 ámbitos que requieren tu apoyo
En Cuaresma se espera de los cristianos que se ejerciten en el desprendimiento mediante la oración, el ayuno y las limosnas u obras de caridad.
San Pedro Crisólogo, arzobispo de Rávena (Italia) en el s.V, ya escribió en sus sermones que la oración, el ayuno y la limosna (que él llamaba "misericordia", actos de caridad) deben ir siempre juntos.
"La oración llama, el ayuno intercede, la misericordia recibe. Oración, misericordia y ayuno constituyen una sola y única cosa, y se vitalizan recíprocamente", insistía.
"El ayuno no germina si la misericordia no lo riega, el ayuno se torna infructuoso si la misericordia no lo fecundiza: lo que es la lluvia para la tierra, eso mismo es la misericordia para el ayuno. Por más que perfeccione su corazón, purifique su carne, desarraigue los vicios y siembre las virtudes, como no produzca caudales de misericordia, el que ayuna no cosechará fruto alguno. Tú que ayunas, piensa que tu campo queda en ayunas si ayuna tu misericordia; lo que siembras en misericordia, eso mismo rebosará en tu granero. Para que no pierdas a fuerza de guardar, recoge a fuerza de repartir", exhortaba.
En la Biblia, recuerda el teólogo Mike Aquilina, sólo hay un pasaje en que las tres cosas se mencionan juntas, en el libro de Tobías (12, 8-9): "Buena es la oración con ayuno; y mejor es la limosna con justicia. Mejor es hacer limosna que atesorar oro. La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado".
Aquilina explica que la limosna es "una oración que también requiere ayuno. Dar limosna es una forma de oración porque es dar a Dios y no mera filantropía. Es una forma de ayuno porque exige dar con sacrificio: no sólo dar algo, sino renunciar a algo, dar hasta que duela".
También tiene una dimensión social, como recuerda la carta de Santiago (2,15): "Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, calentaos o hartaos”, pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?".
Pero, ¿a qué dedicar la limosna -el dar pensando en Dios- esta cuaresma? Repasemos algunas posibilidades y necesidades.
1. Ayudar a nuestra parroquia
Debido al coronavirus y los confinamientos, muchas gente ha dejado de acudir a la parroquia, y muchas iglesias ya no pasan el cesto de la colecta. En casi todas las parroquias del mundo ha bajado mucho la colecta y los donativos en general. Sin embargo, han aumentado varios gastos: calefacción con ventilación, geles y materiales contra el contagio y a veces gastos de transporte de los sacerdotes que visitan personas enfermas y confinadas. Vale la pena dar a nuestra parroquia. ¡Quizá no lo has hecho este año como solías!
2. Ayudar a los pobres cercanos
Por desgracia, con el coronavirus y su crisis, ha aumentado la cantidad de gente empobrecida. A algunos quizá los conoces de cerca, son vecinos o parientes, y puede estar bien que les ofrezcas una ayuda extra. Otros están cerca y tú no los conoces, pero la iglesia sí, a través de Cáritas parroquial o Cáritas diocesana, o la Cáritas nacional. También hay ONGs cristianas que trabajan con los más necesitados del barrio, quizá en tu parroquia.
3. Ayudar a los pobres lejanos
El deber del cristiano alcanza hasta los confines de la tierra y Dios ama a todos los hombres. Desde siempre los cristianos se han esforzado en apoyar a los hombres que sufren incluso si son de países y culturas lejanas, igual que el Buen Samaritano curaba a un desconocido de otro grupo o etnia. En España, la Iglesia coordina esto a través de Manos Unidas, la ONG católica que lucha contra el hambre y la miseria, coordinada con otras asociaciones católicas similares de otros países en la plataforma CIDSE. También se puede hacer a través de las ONGs vinculadas a órdenes religiosas y misioneras o a movimientos de la Iglesia.
4. Ayudar a los cristianos perseguidos
Son muchos los cristianos perseguidos. Uno de cada 8 cristianos en el mundo sufre hostilidad por el hecho de serlo, en países musulmanes, regímenes comunistas o zonas controladas por mafiosos y bandas criminales, según el informe Puertas Abiertas de 2020. Los cristianos que sufren persecución "alta, muy alta o extrema" son 260 millones. No van a recibir ayuda de las autoridades locales ni de los vecinos, que suelen ser hostiles. Suelen ser muy pobres y dependen especialmente de la generosidad de otros cristianos. Una entidad especializada en trabajar con ellos es ACN - Ayuda a la Iglesia Necesitada.
5. Ayudar a las misiones y misioneros en general
Un tercio de las diócesis y territorios de la Iglesia Católica están en zonas de misión, zonas muy pobres o donde la Iglesia es muy joven y frágil. Allí trabajan los misioneros. En muchos países de África o zonas de Hispanoamérica, incluso con Gobiernos amistosos, simplemente la mera pobreza hace difícil proclamar la Palabra de Dios y crear comunidades cristianas fuertes. Los misioneros ayudan a formar comunidades eficaces centradas en Cristo. Es posible ayudarles a través de sus congregaciones, de las ONGs ligadas a las congregaciones o a través de OMP (Obras Misionales Pontificias), que reparte lo recibido para proyectos misioneros de todo el mundo.
6. Ayudar a las asociaciones provida, profamilia y de buena ética médica
Las asociaciones provida y profamilia ofrecen asistencia directa a muchos bebés y embarazadas en apuros y a familias en riesgo de ruptura. También luchan por defender los valores de la vida y la familia a través de la educación, la formación de jóvenes, los medios de comunicación... Con las leyes que fomentan el aborto, la eutanasia, la ideología de género y la ruptura familiar, se crea un entorno antihumano apoyado por ricos millonarios, grupos mediáticos y tecnológicos, casi todos los partidos políticos y muchos Gobiernos. Las asociaciones provida y profamilia necesitan donativos y afiliados para poder responder y crear una cultura de la vida.
7. Ayudar a las asociaciones del catolicismo en la vida pública
Hay fuerzas poderosas que quieren quitar de la vista la fe cristiana. ¿Es normal que el presidente del Gobierno felicite a menudo Ramadán y las "fiestas del 15 de agosto" pero nunca mencione las palabras "Navidad" o "Pascua" o "Semana Santa"? Hay entidades que rechazarán cualquier aportación de un cristiano simplemente porque "suena cristiano". Y muchos políticos dirán "no queremos nada que suene cristiano".
Mientras tanto, hay ayuntamientos que arrancan cruces (en España como en la China comunista) o esconden símbolos cristianos, mientras financian espectáculos blasfemos contra el sentimiento religioso de los cristianos. Hay asociaciones cristianas que denuncian estos abusos del laicismo más grosero y otros ataques a la Iglesia. También hacen propuestas en positivo, ideas eficaces para la vida pública. ¿No vale la pena conocerlas, asociarse y apoyarlas?
8. Ayudar a los religiosos de clausura
Este año el coronavirus y los confinamientos ha golpeado especialmente la economía -siempre precaria- de los religiosos y religiosas de clausura, que suelen realizar trabajos artesanales perjudicados al limitarse negocios y visitas. Hay fundaciones especializadas en ayudar a los conventos y monasterios de clausura y también es posible intentar visitarlos o ayudarles directamente (muchos tienen web o al menos teléfono).
9. Ayudar a todo lo anterior desde los medios de comunicación cristianos
La buena prensa cristiana habla de Cristo, del mensaje de Cristo que transforma vidas, de la obra del Espíritu Santo en las personas, familias y sociedades, y apoya a los que trabajan en todo lo anterior. Es importante que circule la información: las cosas buenas, para inspirarnos y edificarnos; las malas, para denunciarlas, prevenirlas y combatirlas. La prensa generalista y los grandes grupos mediáticos no difunden el mensaje cristiano. Sólo puede hacerse con donativos de cristianos que mantengan el trabajo continuado de auténticos profesionales. En este sentido, quizá quieras apoyar con donativos a ReligionEnLibertad u otros medios católicos que veas eficaces.
Quizá lo que Dios pide en esta época atribulada es ir más allá del donativo y hacer un paso más: el compromiso, afiliarse, apuntarse a una entidad buena, asociarse...
Son tiempos especialmente duros, y por eso es más necesario ser generosos con lo importante.
Vídeo del P. Jesús Silva sobre la limosna en Cuaresma