Tenerife, machismo, ideología de género y…
la miseria marxista no tiene límites
14/06/2021
A estas alturas nada nos sorprende de nuestra patética, penosa y miserable izquierda. Esa cuya historia es puro y duro crimen en todos sus aspectos. Por eso, no nos sorprende su reacción, coordinada, ante el terrible asesinato por su padre de las dos niñas de Tenerife. Y es que sólo ellos, los marxistas, pueden caer y seguir cayendo tan bajo.
Hablan de machismo y de asesinato por ideología de género. Por poner un botón de muestra, basten algunas de las perlas que nos ha dejado la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, otra «bien pagá»: «no es un loco o un asesino en serie, es la cara del machismo de ese hombre que no tolera la libertad de la mujer o su igualdad», «son ya muchos menores asesinados por violencia de género» y finalmente la amenaza de utilizar la nueva herramienta totalitaria que es la «policía predictiva» que han puesto en marcha PSOE y Podemos recientemente (AQUÍ): «hay que reaccionar antes de que esto suceda, ante cualquier atisbo o indicio irracional de un padre incurso en un proceso penal o incluso indicios de violencia que se dan en la separación o el divorcio sin que la madre haya denunciado».
Ni este ni otros como él son crímenes machistas, ni feministas, ni por ideología de género.
El tal Gimeno –como otros muchos antes y los que vengan después– no se cargó a las niñas por ser niñas; por su sexo, por su género. Si hubieran sido niños se los hubiera cargado igual. Se las cargó por vengarse de su expareja. Lo mismo que ha confesado la mujer que en Barcelona asfixió a su hijo con el mismo propósito. No se lo cargó por ser niño, por su sexo, por su género. Tampoco Gimeno ha querido hacer daño a su ex por ser mujer, por su sexo, por su género. Como la de Barcelona no quiso hacer daño a su ex por ser hombre. Ambos lo que quisieron con sus respectivos actos fue hacer daño a sus ex con independencia de su sexo, de su género.
No existe pues el crimen «machista» ni «feminista». Tampoco por ideología de género, o sea por razón del sexo de la víctima. Lo que existe es el mal, el crimen, la barbarie. Algo tan viejo como el hombre mismo. Ergo no existe la Ideología de Género como tal. Si acaso, y rizando el rizo, y habría que consultar a los especialistas, sólo los crímenes de los asesinos en serie que matan por sistema a mujeres, a sodomitas –si consideramos a éstos como un «género»– o a hombres podrían ser etiquetados como machistas, feministas o por ideología de género, pero en nuestra humilde opinión ni siquiera esos, porque en realidad matan sólo por satisfacer su degenerada y/o enfermiza psique.
La ideología de género, el machismo y el feminismo son un invento más del marxismo que no cesa, pues bicho malo nunca muere, para destruir de nuevo, como hizo con otras herramientas en los países que cayeron bajo su dominio, al ser humano y, por él, a la sociedad, a fin de poder dominarla sometiéndola a su tiranía en la que unos pocos, ellos, vivirán de todos los demás. Algo, por otro lado, también tan viejo como el hombre.
Lo malo es que las otras opciones ideológico/políticas que existen han entrado al trapo y, en vez de haber combatido desde el principio y seguir combatiendo cada segundo con todos los medios a su alcances semejante patrañas –no por patrañas insostenibles menos peligrosas como vemos–, se han plegado a ellas y las han asumido, dando así ante el ciudadano la razón a los que no la tienen, o sea, a los marxistas de todo pelaje. Y ello sea por sentimentalismo, compañero inseparable y necesario de este tipo de cosas, sea por cobardía, sea por interés incluso crematístico, es decir, por los cargos como el de Rosell o sea porque esas otras ideologías están tan podridas como el propio marxismo.
Así estamos y peor que vamos a estar.